miércoles, 3 de diciembre de 2008

Historias de lavabos.

Trabajo en un lugar donde puedo contar los hombres que hay con los dedos de las manos y creo que aun me sobrarían. Después de mucho pensar, he llegado a la conclusión de que esta es la razón por la que aquí, rodeados de mujeres, han decidido adoptar el acto de dejarse la tapa del váter levantada como una reivindicación para quejarse en silencio por la minoría en la que se encuentran.
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¿Qué fuerza superior o falta de capacidad (mirémoslo así también), hace que hagan esto en general todos los tíos? Analicemos: el cerebro ha mandado una orden a la mano para abrir la puerta, para cerrarla, para desabrocharse el pantalón, para levantar la tapa… ¿Toda esta actividad cerebral se les va por el váter al tirar de la cadena y se olvidan de volver a bajarla? Me cuesta entenderlo…
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No hablemos ya de cuando entro al baño, porque es lo malo de tener un baño mixto, y me encuentro con la tapa levantada más una fantabulosas gotitas mágicas. Esta combinación explosiva, primero, me alegra el día (grado de ironía mil) y segundo, me hace desear que ojala me sobraran más dedos al contar los hombres que trabajan aquí.
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1 comentario:

Anónimo dijo...

jajjajajjjajajjajjaja la pregunta es cuál de los dos ha sido???????

jajajajja

pero lo que no me gusta nada nada es que hayas puesto esa etiqueta de borregos... eeeehhh.. mucho cuidaíto! que los borregos somos la lecheee!

:P

has visto lo que te puse en el facebook?

mua
a