jueves, 15 de enero de 2009

Nuria al ataque...

Ayer me dirigía a entrar el metro al mediodía en dirección a la uni, y al picar el billete veo por el rabillo del ojo se me acerca una chica por detrás con la malintencionada voluntad de pegarse a mí para colarse. Yo, tranquilamente, cogí el tiquet, di un paso, me paré en medio de las puertas y mientras guardaba la tarjeta me giré y muy calmada (y mirándole a los ojos, que eso impone más), le dije mientras ocupaba toda la puerta: “no…te compras un tiquet que todos pagamos…”. Me miró y dibujó una sonrisa de complicidad, como si eso fuera a crear entre las dos una conexión mística que me hiciera compadecerme de ella y compartir mi dinero del viaje con su persona por amor al arte.
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Mi respuesta fue un arqueamiento de cejas acompañado de un movimiento de cabeza para ver si el “no” en gesto lo entendía mejor que el “no” de palabra. Y como si le hubiera hecho la mayor putada de su vida, se fue…Y entonces me aparté de la entrada y las puertas se cerraron.
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Reconozco que después me supo mal. Los caraduras tienen esto: si hacen las cosas con chulería dan asco, pero si lo hacen con una sonrisa como esta chica, consiguen hacer que tu orgullo se convierta en una especie de compasión. Sin embargo, prefiero tener sentirme así a la sensación de idiota que se me hubiera quedado si finalmente hubiera conseguido colarse a mi costa.
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Y, casualidades de la vida, (o simplemente gente con mucha compasión previa al sentimiento de idiotez de la que hablaba y que dejaron que la chica se les pegara detrás), al subir las escaleras mecánicas de mi parada, ella subía al mismo nivel por las escaleras mecánicas de enfrente.
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Pero me dio igual. Yo estaba tranquila porque no había dejado que se aprovecharan de mi obligación de pagar el billete y ella aprendió que su “morro”, no siempre le dará resultado.
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Oeh, oeh, oeh, oeh... aupa mi tata!!! jajaja Game Over

Anónimo dijo...

de mayor quiero ser como tú..

jajja

toy pensando nombres..

almu