viernes, 25 de julio de 2008

Causa de la muerte: verborrea absurda.

Mucha gente padece de esta "enfermedad". Gente que por lo general se caracteriza por tener un amplio vocabulario, nadie lo pone en duda, pero sin embargo tener una escasa (¿o nula?) inteligencia que les permita ordenar esas palabras que usan con una pretendida intención de querer mostrarse diferentes, pero sin nungún tipo de sentido, coherencia...finalidad.
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Todos sabemos hablar. Sabemos vomitar palabras, muchas de las cuales conocemos por haber oído alguna vez, sabemos más o menos en que contexto utilizarla, pero que saber su significado ya es otra cosa. No tiene ningún mérito el aparentar saber hablar si lo que se dice está vacío de significado. Todos podemos estar horas hablando, o almenos pareciendo decir algo, que es lo que les pasa a estos especímenes.
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Suelen ser personas éstas que precisamente se lamentan, protestan de lo "jodidamente jodida" que es la vida, de lo controlados que son por no sé sabe muy bien que fuerzas superiores, de lo limitada que tienen su vida por culpa de gente (que no saben decir exactamente quién) que les controla y de la cantidad de cosas que están dejando por hacer por culpa de "ellos". Se quejan de que estos seres superiores cotrolan a la sociedad con su palabrería, sin darse cuenta (o quizás sí, que sería pero aun), que su manera de reclamar su libertad es esa: palabrear, si es que me puedo inventar este verbo para la ocasión.
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Angelitos...se quejan de la vida que les ha tocado vivir tan sometida a la reglas de un juego en el que no quieren participar, sin saber que ya llevan años dentro de él. Sin saber que al quejarse, ya están interpretando un papel determinado dentro del teatro de la vida.
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Imbéciles...
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2 comentarios:

Laia dijo...

Amén :D

Luis Miguel dijo...

Me ha parecido muy interesante lo que escribes por que me he sentido en parte identificado, no me molesta, al contrario, es una opinión muy bien expresada, aunque mezclas a dos tipos de personas. Las que se quejan y no hacen nada, y los que se quejan y luego rellenan los impresos de reclamación.
Ej.: los tertulianos de los programas de debate me parecen de los primeros, y encima gritan como si estubieran en un bar tomando chatos.